Ser "todo oídos"...



La eficiencia y el impacto del Ejecutivo en sus diversos roles, bien sea como de líder de su equipo, o como miembro de un Comité o Junta Directiva/Ejecutiva depende en gran parte de su capacidad de escuchar realmente otros.

¿Tienes sospechas o evidencias de que algunas personas no se sienten escuchadas por ti? ¿qué impacto crees que puede estar teniendo esta situación en tus resultados?

¿Y qué significa escuchar realmente? En los procesos reales de escucha pasan muchas cosas al mismo tiempo… y cosas que no sólo tienen que ver con el oído.

Escuchar realmente es:

Observar al otro ¿qué te dicen sus ojos? ¿su tono de voz? ¿la postura de su cuerpo? ¿Hay coherencia entre sus palabras y su cuerpo? Si quieres escuchar realmente, confía primero en lo que ves, luego en lo que oyes: 70% de los que te está diciendo tu interlocutor no te llega en forma de ondas sonoras ni de palabras. A observar se aprende observando: afina tu mirada concientemente primero en otros que no son tus interlocutores, disfruta de reconocer emociones, sentimientos, deseos y rechazos en sus gestos; luego comienza a observar a ese colega que está exponiendo su punto de vista en el Comité, o a ese colaborador que te está planteando su enfoque… observa y así estarás comenzando a escuchar.

Hacer silencio en tu interior: ¿te vienen voces interiores que te dicen cosas como… “cuando me diga X, le voy a responder Y” o ”ése cree que se las sabe todas y es puro bluff” o ”¡ya comenzó con la misma historia otra vez!” o “seguro piensa que yo soy el responsable”. Es común descubrir este tipo de diálogo interno cuando estamos intentando comunicarnos con otros y éste es el principal obstáculo para escuchar activamente a otros. Cuando te vengan estas voces interiores que ocupan todo tu canal de comunicación, ensaya primero “bajarles el volumen” en tu mente y abrirte concientemente a escuchar lo que el otro te está diciendo.


Hacer silencio en tu exterior: Para escuchar hay que hacer silencio, no podemos hablar y escuchar al mismo tiempo: esto suena a lugar común, es obvio, sin embargo es uno de los aspectos menos tenidos en cuenta cuando estamos aprendiendo a escuchar. Durante una conversación nutritiva, cuando hacemos preguntas o planteamientos es vital dejar un espacio de silencio suficiente y retener el impulso de adelantarse, dar soluciones, hablar y hablar. Manejar tu silencio significa dominarte a ti mismo, “morderte la lengua” al principio, respirar profundo, no inquietarte por el silencio del otro mientras piensa como va a responder. Piensa en tu silencio como en el único lienzo en blanco posible donde el otro puede escribir lo que necesita comunicarte.

Demostrar que has escuchado: Finalmente no habrás escuchado activamente si tu interlocutor no se ha dado cuenta de que lo hiciste: allí radica la magia el poder de escuchar a otros. Hay muchas maneras de decirle a tu interlocutor “Te estoy escuchando”, comienza por enmudecer tu celular, apagar el monitor de tu PC, colocarte en una postura abierta, receptiva, mirar a sus ojos… Una vez que tu cuerpo le esté diciendo que lo escuchas, es importante que tus palabras también lo hagan, la mejor manera es tomando sus propias palabras y chequear con él/ella lo que has entendido, p.e. “Lo que quisiste decir entonces es que…” “Estoy entendiendo entonces que... ¿esto es correcto? Al final de la reunión haz un breve resumen de lo conversado y/o acordado, esto tendrá un impacto muy positivo en la efectividad de tu comunicación.


Aprender a escuchar activamente se logra –al igual que muchas conductas que se desarrollan en los procesos de Coaching Ejecutivo- practicando y practicando concientemente… Otros lo han logrado, tú también puedes lograrlo. Sin embargo, antes de iniciar este camino, sería muy útil que te preguntaras ¿Quiero realmente escuchar? ¿qué he ganado todos estos años no escuchando? ¿qué pasará si comienzo a escuchar a los otros?

¿Estás dispuesto a asumir el riesgo que significa escuchar? ¡Adelante! Un mundo de ideas, soluciones, aportes y emociones te está esperando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces el ruido interno provocado por las emociones, sensaciones, temores y aversiones es tan fuerte que dificilmente puedo escuchar a mi interlocutor.
Gracias por tus consejos, son efectivos y excelentes ojala no olvidara tan a menudo lo que ya he aprendido...
reni