Sesión con el Jefe: Planteamiento aterrador



“Llegó el momento de agendar la reunión con tu Jefe, será TU reunión, TU momento, TU espacio para contarle a él tus fortalezas y áreas de oportunidad confirmadas o descubiertas en la evaluación de 360°, será una gran oportunidad para pedirle retro-alimentación y apoyo para tu proceso de desarrollo”.

Pronunciar estas palabras preparatorias y comenzar a ver señales corporales de cambio emocional, son una misma cosa: brazos que se cruzan protegiendo el corazón, movimientos inquietos en la silla giratoria, pupilas que se agrandan, palpitaciones que se escuchan más allá de las costillas…

-¿Qué sientes ahora?, le pregunto a mi coachee.

-Angustia, mucha angustia…

Exploro entonces las raíces de la resistencia, de la angustia anticipada: situaciones abiertas del pasado extienden sus tentáculos al hoy. Niños grandes que no olvidan, que no dan el primer paso para cambiar la fisiología de ese sistema líder-colaborador que se retroalimenta de pensamientos y emociones no expresadas, de palabras nunca dichas, de deudas no saldadas.

Imagina a tu Jefe allí sentado, obsérvalo bien y dile en voz alta: “Pensar en pedirte apoyo me angustia”. Le digo…

-PENSAR EN PEDIRTE APOYO ME ANGUSTIA

-“No entiendo por qué te angustia, no hay nada que temer, estoy dispuesto a apoyarte” responde el Jefe simulado en la silla, en la voz de mi coachee que ha cambiado de silla y de rol, asumiendo la única voz que puede responder a esas mayúsculas.

Sólo entonces una nueva posibilidad se asoma en el horizonte de esa reunión por venir; se ha retado una asunción, una breve luz se asoma, algunas armas son depuestas por primera vez. Un avance inquietante y seguro acorta la distancia entre el hoy y el día en que ambos, Jefe y Coachee se sientan frente a frente, con mi persona en un vértice del triángulo para intentar una nueva forma de relacionarse y avanzar en este proceso de Coaching Ejecutivo.

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